El óptico-optometrista desarrolla su labor, entre otros lugares, en establecimientos sanitarios de óptica, laboratorios, en clínicas privadas, y en hospitales y centros de salud públicos. Dentro de la sanidad pública, los ópticos-optometristas contribuyen a mejorar la atención sanitaria visual de los pacientes. Se ha demostrado que influyen decisivamente en la drástica disminución de las dilatadas listas de espera de las consultas de oftalmología, favoreciendo además, a racionalizar el gasto y recursos sanitarios.
La colegiación en las profesiones sanitarias que afectan a derechos fundamentales de los ciudadanos, como es la salud, es obligatoria independientemente de su actividad profesional y de que esta sea privada o para la Administración pública.