La enfermedad del Parkinson y los problemas de visión asociados
La enfermedad de Parkinson tiene como principales síntomas la rigidez y el temblor, pero también puede afectar a la visión de las personas que la sufren.
La visión doble puede ocurrir a menudo porque los músculos del ojo tienen problemas para trabajar juntos, especialmente para ver de cerca (insuficiencia de convergencia). Algunas gafas especiales con prismas especiales y ejercicios de rehabilitación pautados por un Óptico-Optometrista pueden corregir este problema.
Los enfermos de Parkinson también experimentan sensibilidad al contraste (por ejemplo, distinguiendo entre tonos de gris) y el uso de la visión de alto contraste a distancia.
También el movimiento rápido del ojo que permite enfocar los objetos se ralentiza. Como consecuencia el leer y enfocar nuevos objetos puede ser difícil. En estos casos, se recomienda parpadear para cambiar la posición de los ojos.
El ojo seco: debido a la disminución del parpadeo asociado a la EP, el ojo se reseca.
La visión borrosa también puede venir provocada por el ojo seco y por la medicación, en este último caso suele mejorar con el tiempo.
Por otro lado, algunas personas con Parkinson señalan que su vista pierde agudeza a medida que progresa la enfermedad.
Por último, también sufren dificultad para abrir los ojos voluntariamente, conocida como apraxia. Los tratamientos incluyen “muletas para párpados” o inyecciones de toxina botulínica.